Durante el siglo XIX, Buenos Aires fue escenario de uno de los carnavales más vibrantes y multitudinarios de América Latina. Lejos de ser una mera fiesta, el carnaval fue un espejo donde se reflejaban —y se invertían— las jerarquías de una sociedad en transformación.
En esos días, las calles porteñas se llenaban de comparsas, tambores y máscaras; los negros mojaban a los blancos, las criadas se burlaban de sus patrones y los barrios del sur se convertían en el corazón de la ciudad.
Tal como relata el historiador Ezequiel Adamovsky en su libro La fiesta de los negros el carnaval porteño llegó a tener una magnitud comparable o incluso mayor a los de Río de Janeiro o Montevideo.
Durante esas jornadas, el pueblo tomaba las calles y el poder se invertía simbólicamente. Las comparsas afroporteñas —herederas de las antiguas “casas de nación” y de los candombes coloniales— desfilaban con tambores, estandartes y reyes congos que parodiaban las costumbres de los blancos.
En palabras de Adamovsky, era un momento en que los afroporteños “dominaban la ciudad con sus propios ritmos y formas”, desplazando a las clases altas y afirmando su presencia en el espacio público pese a las prohibiciones y el racismo de la época.
El carnaval fue, así, mucho más que un festejo: fue una forma de resistencia cultural, una afirmación de identidad y un acto de libertad colectiva. Cada toque de tambor y cada danza eran una manera de recordar África, de desafiar la exclusión y de reescribir —aunque fuera por unos días— la historia de Buenos Aires.
Con el paso del tiempo, la fiesta fue transformándose: las comparsas negras fueron perseguidas, el carnaval se institucionalizó y perdió parte de su espíritu transgresor. Sin embargo, su legado sobrevivió. Hoy late en las murgas de barrio, en el compás del tango y en la memoria viva del candombe.
Reconocer ese origen es reconocer una verdad más profunda: Buenos Aires también fue una ciudad negra. Su carnaval fue el tambor que marcó el pulso de una identidad mestiza, plebeya y rebelde, que aún vibra bajo el asfalto.

📚 Lectura recomendada:
Ezequiel Adamovsky – “La fiesta de los negros. Una historia del antiguo carnaval de Buenos Aires y su legado en la cultura popular (1810–1910)”
(Siglo XXI Editores, 2024).
Un libro fundamental para entender cómo la historia del carnaval porteño es, en realidad, la historia de un país que quiso verse blanco, pero nació al ritmo del tambor.





