La payada, asociada a las pulperías, al gaucho, al trabajo en el campo, tiene como principal referente a un afroporteño, un ejemplo más de cómo la mixtura entre lo migrante, lo indígena y lo criollo conforman parte de la identidad nacional.
Gabino Ezeiza nació en el verano de 1858, aunque hay cierta polémica por su fecha: hay quienes dicen que fue el 3 de febrero; y otros, el 19 de febrero.
Hijo de esclavizados liberados, creció en una Buenos Aires que todavía vibraba al ritmo del candombe de las “casas de nación”
Su voz profunda y su ingenio improvisador lo convirtieron en leyenda: enfrentó a los mejores payadores del país y del Uruguay, llevando el arte del contrapunto a un nivel de creación poética sin precedentes.
Hay quienes consideran que Gabino fue quien introdujo el ritmo de milonga en la payada, y su popularidad provocó que otros payadores lo fueran extendiendo a otras zonas de Argentina, Uruguay y Brasil (sobre todo por el sur de este país).
Gabino afirmaba que la milonga (campera) proviene del candombe afro-rioplatense, el cual se formó a partir de viejos ritmos africanos.

En un reportaje al argentino Nemesio Trejo, hecho por Jaime Olombrada, y que fuera publicado en el periódico La Opinión de Avellaneda el 15 de abril de 1916, Trejo cuenta:
«En 1884 era mi primera topada con Gabino Ezeiza, el más célebre de los bardos argentinos, y esa payada sirvió para hacer escuela. Por aquella época se cantaba por cifra, pero Gabino introdujo la milonga en esa oportunidad en el tono Do Mayor. (…) Es pueblera (del ambiente ciudadano), ya que es hija del candombe africano, y golpeando con los índices en el borde de la mesa empezó a tararear ‘tunga…tatunga…tunga…’ para demostrar, fonéticamente, la vinculación de este ritmo con el candombe».
Pero su aporte fue mucho más que musical. Gabino fue uno de los primeros artistas afroargentinos en conquistar el reconocimiento público en una sociedad que ya comenzaba a borrar la presencia negra de sus calles.
Su improvisación más recordada, “Saludo a Paysandú (también conocida como «Heroico Paysandú” ), sintetiza esa fusión de ritmo, palabra y memoria.
Esta composición de Gabino marcó uno de sus momentos de gloria. El 23 de julio de 1884 en un teatro lleno, el «negro» Ezeiza se enfrentó al uruguayo De Nava en un duelo de payadores (es imposible no hacer una referencia a los duelos de raperos que ocurren en la actualidad, género que también tiene origen afro).
Gabino improvisó los versos que después formaron parte de la canción en homenaje a la resistencia de dicha ciudad a la invasión del caudillo colorado Venancio Flores y sus aliados argentinos y brasileños.
El oriental De Nava se quedó mudo frente a los versos del argentino. Las palabras de Ezeiza calaron hondo en el ánimo de los presentes, incluido su rival, que sólo tuvo palabras para felicitarlo por el triunfo.
Este hecho tuvo tanta repercusión que el 23 de julio fue establecido posteriormente como el día del payador, fecha que se sigue celebrando hasta hoy.
Hasta el mismísimo Carlos Gardel grabó una versión de Heroico Paysandú y la canción fue incluida en la película «El último payador» de 1950, con homenaje a Gabino incluido.
Ezeiza fue también autor de tangos y milongas, eslabón entre la música criolla y los sonidos afroporteños que dieron origen al tango.
En los registros de Norberto Pablo Cirio, su nombre figura junto al de Casimiro Alcorta, Rosendo Mendizábal y Carlos Posadas —todos afroporteños— como parte de la “Guardia Vieja negra” del tango.
Fuentes: https://tangosinger.com.ar/buenos-aires-argentina-tango/28-historia-de-la-milonga
Wikipedia
https://www.agencianova.com/nota.asp?n=2024_7_23&id=141212&id_tiponota=81




